lunes, 13 de febrero de 2017

MEGALODON MANÍA

Otra de las rarezas que podemos encontrar en Youtube es la extraordinaria proliferación de videos -la mayoría de ellos videos basura- relacionados con supuestas apariciones de una criatura que los expertos consideran extinguida hace 2,6 millones de años: el tiburón gigante llamado Megalodon.
¿Qué es un Megalodon? Estamos hablando de un gigantesco depredador del grupo de los escualos llamado científicamente Carcharocles megalodon (originalmente era Carcharodon megalodon, y realmente, muchos científicos defienden esta clasificación). El nombre “megalodon” significa “grandes dientes” (el más grande encontrado hasta ahora tenía 184 mm) y se lo puso en 1843 un científico suizo llamado Louis Agassiz. Esta criatura vivió hace entre 16 y 2,6 millones de años aproximadamente (períodos Mioceno y Plioceno) en casi todos los océanos de aguas cálidas y templadas. Este dato indica que el Megalodon, como se ha dicho por ahí, no fue jamás contemporáneo de los dinosaurios. La escena del best-seller de Steve Alten, Meg (Bantam Doubleday Dell Publishing Group, Inc., junio 1997), donde un Megalodon se come un Tiranosaurus Rex, jamás pudo haber ocurrido.
El Megalodon desapareció como consecuencia de un evento geológico ocurrido alrededor de 3,1 millones de años: la formación del istmo de Panamá. Tal evento produjo un dramático cambio en las corrientes marinas, que se tradujo en un gran descenso de las temperaturas oceánicas. Los cambios ambientales, que incluyeron la formación de una glaciación, produjeron modificaciones en la fauna y los megalodones al parecer no se adaptaron a los cambios.
Los científicos están cada vez más convencidos de que el Megalodon y el Gran Tiburón Blanco (Carcharodon carcharias) no están emparentados. Estudios hechos en 2009 (Ehert et al., 2009) hacen descender al tiburón blanco moderno de una especie extinta de tiburón Mako, el Isurus praecurser, cuyos restos fósiles fueron hallados en Perú en 1988 y que habría vivido en el Paleoceno-Eoceno. Mientras que el linaje del Megalodon se inicia en el gigantesco Otodus obliquus, un tiburón que vivió en el Paleoceno.
Respecto al tamaño del Megalodon se han dicho toda clase de exageraciones. Debido a que no se han hallado restos completos de megalodones, ya que solamente sus mandíbulas, dientes y algunas vértebras se han fosilizado, se ha recurrido a estimaciones de tamaño basadas en la proporción de dientes y mandíbulas comparadas con tiburones modernos. El método más usado es la Ecuación de Shimada (Shimada K., 2003), que establece una relación lineal entre la altura de una corona de un diente y la longitud de un tiburón. Con este método se han calculado proporciones próximas a los 18 metros de longitud. Un método clásico que suele usarse es el de Gottfried (Gottfried, et al., 1996), quien basa la altura de un diente A2 superior con las proporciones del Gran Tiburón Blanco. Según este método un Megalodon adulto promedia los 10 metros de longitud. Otro método utilizado es el del Dr. Mike Siversson (Siversson, 2012) que calcula el ancho total de los dientes en la mandíbula superior comparándolo con el de los tiburones vivos. Siversson ha calculado longitudes de hasta 19 metros para un Megalodon adulto.







Recientemente se ha hecho viral una filmación, subida inicialmente por Hunchback Entertainment el 26 de enero de 2016, en la que se ve un gran tiburón aproximándose a una jaula-trampa de cebo. La información que ha circulado vinculada al video asegura que la filmación procede de la Fosa de las Marianas y que fue realizada por científicos japoneses. El tamaño del tiburón que aparece en las imágenes de JAW-dropping ha sido calculado, se dice, basándose en las dimensiones de la jaula, en 60 pies de longitud (o sea, 18,29 metros). El documento ha sido usado hasta el cansancio en portales sensacionalistas o dedicados a lo misterioso como evidencia de la existencia del Megalodon.
Sin embargo lo que se ve en las imágenes no es un Megalodon. De hecho el video ni siquiera fue realizado en la Fosa de las Marianas, sino que procede de la Bahía de Suruga, en Japón. Fue filmado en septiembre de 1989 por biólogos japoneses a una profundidad de 1.220 m. y lo que se ve en las imágenes es un enorme ejemplar hembra de una especie llamada Tiburón Durmiente del Pacífico (Somniosus pacificus). El tamaño del animal ha sido calculado en 23 pies (7, 01 metros) y es ciertamente el mayor ejemplar de esa especie que se haya filmado hasta ahora.

Como si no bastara con videos manipulados y versiones descontextualizadas vino a alimentar la fiebre por encontrar megalodones vivos un supuesto documental del Discovery Channel ni más ni menos, estrenado en febrero de 2013 (primer domingo de la Semana del Tiburón), titulado Megalodon:The Monster Shark Lives. En realidad se trató de un falso documental (mockumentary) que más de uno se lo terminó creyendo, sobre todo porque las advertencias sobre que se trataba de una ficción eran muy breves (incluidas al inicio y final). Muchas de las imágenes de fotografías y filmaciones trucadas presentadas como “evidencias” en el falso documental andan dando vueltas en la web como si fueran verdaderas pruebas de la existencia del Megalodón.
Otros videos que muestran supuestos megalodones en realidad exhiben variedades de tiburón peregrino, tiburones blancos e incluso tiburones ballena y tiburones de Groenlandia.

La idea de la supervivencia del Megalodon se basa sobre todo en los casi míticos dientes de Nueva Caledonia, hallados en 1872 por el HMS Challenger. Tras dragarse el fondo marino aparecieron dos dientes con aspecto reciente (el color aparecía blanquecino). La datación de dióxido de manganeso, realizada en 1959 por el Dr. W. Tschernezky del Queen Mary College de Londres, arrojó estimaciones de entre 11.000 y 24.000 años. Eso significaría que algunos megalodones sobrevivieron hasta épocas recientes. Sin embargo nuevas y recientes investigaciones demostraron que se trataba de dientes erosionados de una formación del período Mioceno (25 a 5 millones de años) que se volvían a depositar en el lecho marino dando mediciones de dióxido de manganeso más recientes.

Existen algunos testimonios difíciles de corroborar que son utilizados igualmente como “evidencia” (palabra de la que se abusa mucho últimamente) respecto a la supervivencia del Megalodon. En el libro Let's Go Fossil Shark Tooth Hunting (1978, Natural Science Research, Ann Arbor, Michigan. 76 pp.) de B. C. Cartmell se cita el caso relatado por unos pescadores en la Gran Barrera de Arrecifes de Coral de Australia ocurrido en 1960. Los testigos dijeron haber visto un gigantesco tiburón de aspecto extraño y color blanco nadando lentamente por el costado de su embarcación. Estimaron que su tamaño era al menos tan grande como el pesquero, el cual medía 26 metros de longitud. El relato carece de especificaciones y resulta absolutamente no confiable.
Otro caso famoso es el de los dientes perdidos del barco Raquel Cohen. La historia es citada en Les survivants de L'Ombre: Enquête sur les Animaux Mysterieux (Barloy, JJ. 1985, Paris: Editions Arthaud) y en Des Poissons si Grands (Clostermann, P. 1969, Paris: Flammarion). Al llegar al puerto australiano de Adelaida en marzo de 1954 la tripulación encontró 17 dientes de tiburón de 10 cm. de longitud incrustados en la madera cerca de la hélice, demarcando un radio de mordida de 2 metros de diámetro. El capitán supuso que el ataque podría haber ocurrido cerca de Timor (Indonesia), cuando registró una inusual sacudida de la embarcación en medio de una tormenta. El tiburón que había atacado al barco tendría entre 12 y 15 metros de longitud. El problema es que los dientes se perdieron. El relato en general podría catalogarse de no confiable.
En el libro “Sharks and Rays of Australian Seas” de David G. Stead (1963, Londres: Angus & Robertson), el autor reconstruyó un hecho ocurrido en 1918 a partir de testimonios de pescadores de Puerto Stephens, Nueva Gales (Australia). En los relatos aparecía un enorme tiburón de cuerpo completamente blanco fantasmagórico y una longitud que oscilaba entre los 35 y los 90 metros. La criatura arrastró aparejos y nasas de varios cientos de kilos cerca de la isla Broughton. El monstruo causó tal impresión entre los pescadores que se negaron a salir a alta mar durante semanas. El relato tiene visos de autenticidad, aunque es probable que las proporciones del animal no identificado hayan sido exageradas tras el paso del tiempo.
Los avistamientos de los Grey, incluidos en los libros In Search of Prehistorics Survivors (Shuker, KPN 1995, Londres: Blandford) y Do Giant Prehistoric Sharks Survive? (Goss, M. 1987, Fate 40 (11): 32-41), podrían ser grandes tiburones ballenas. En 1928 el novelista de westerns Zane Grey reportó haber visto un tiburón de color amarillo y verde, cabeza cuadrada y grandes aletas pectorales de entre 10 y 12 metros de longitud cuando pescaba en aguas próximas a la isla de Rangiroa. Aunque Grey aseguraba que no había visto un tiburón ballena, lo cierto es que su relato parece corresponder a un animal de esa especie. En 1933 Zane y su hijo Loren Grey se toparon nuevamente a la altura de Rangiroa, cuando volvían a San Francisco desde Tahití en el SS Managanui, con un animal que juraron no se trataba de un tiburón ballena. Sin embargo la descripción de la criatura vuelve a coincidir con la de un tiburón ballena. No obstante Shuker (1995) compara estos avistamientos con una leyenda polinesia (algunos señalan que quizá es melanesia) sobre un monstruo marino gigantesco al que llaman “Señor de las Profundidades”. Obviamente estamos en presencia de asociaciones libres, no de evidencias.
A modo de conclusión: no hay evidencia sustentable de que hayan sobrevivido Megalodones hasta el presente. Si bien la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia, eso no significa que debemos dejarnos manipular por inescrupulosos que pretenden hacernos pasar verdaderas mentiras por “evidencias”. En este artículo no pretendemos negar o afirmar nada respecto a la posibilidad de que un tiburón prehistórico gigantesco haya sobrevivido hasta nuestros días. Solamente intentamos dejar claro que lo que anda en la web como prueba de la existencia del Megalodon no es real.


 Mariana Trench Shark - Deepsea Oddities 




Megalodon:The Monster Shark Lives



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CRÉDITOS Y FUENTES:





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Ehret, DJ, MacFadden, BJ, Jones, DS, Devries, TJ, Foster, DA y Salas-Gismondi, R. (2012). (2012). . Origen del tiburón blanco Carcharodon (Lamniformes: Lamnidae) basado en la recalibración de la Formación de Pisco Neógeno Superior del Perú . Palaeontology, 55: 1139-1153. Palaeontology, 55: 1139 - 1153. doi: 10.1111/j.1475-4983.2012.01201.x Doi: 10.1111 / j.1475-4983.2012.01201.x

FOSSILGUY.COM:

Pimiento, Catalina; Dana J. Ehret, Bruce J. MacFadden, and Gordon Hubbell (10 de mayo de 2010). «Ancient Nursery Area for the Extinct Giant Shark Megalodon from the Miocene of Panama». PLoS One (Panama: PLoS.org) http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0010552



Roesch, Ben S. 1998. Una evaluación crítica de la supuesta existencia contemporánea 
de Carcharodon megalodon . 
The Cryptozoology Review 3 (2): 14-24. 
Copyright 1999 Ben S. Roesch ( 
bspeersr@uoguelph.ca ) 

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