sábado, 6 de febrero de 2021

PLESIOSAURIOS EN TUS SUEÑOS

 


Contrariamente a lo que se cree vulgarmente, los plesiosaurios no son dinosaurios. Constituyen un orden diferente de los saurópsidos diápsidos (clado de vertebrados amniotas que incluye a dinosaurios, pterosaurios, reptiles y aves) y, dentro de ellos, un grupo de los sauropterigios, animales adaptados a la vida acuática. Descienden de un antiguo grupo de reptiles acuáticos del Triásico (240-210 millones de años) llamados Nothosaurios.

El primer grupo, llamados plesiosáuridos, evolucionó en el Triásico Superior y Jurásico (entre 220 y 175 millones de años) y eran los plesiosaurios típicos: animales de cuellos largos, cabezas pequeñas (provistas de una cresta sagital), cuerpo ancho como el de las tortugas, dos pares de aletas y cola corta. Su tamaño oscilaba entre los 3 y 6 metros de longitud. Esta primera familia incluye los géneros Plesiosaurus, Hydrorion, Microcleidus, Occitanosaurus y Seeleyosaurus.

Los sucedieron los masivos pliosaurios, que vivieron en el Triásico Superior y el Cretácico Superior (entre 199,6 a 65, 5 millones de años). Este grupo se subdivide en tres familias: Rhomaleosaurios (incluye los géneros Rhomaleosaurus, Macroplata, Sthenosaurus, Stratesaurus, Archaeonectrus, Eurycleidus, Borealonectes, Maresaurus, Avalonnectes, Bishanopliosaurus, Meyerasaurus y Yuzhoupliosaurus), Pliosaurios (géneros Pliosaurus, Liopleurodon, Attenborosaurus, Peloneustes, Thalassiodracon, Simolestes, Marmornectes, Gallardosaurus, Polyptychodon y Hauffiosaurus) y Brachauchenios (formado por Brachauchenius y Kronosaurus). Eran animales de grandes cabezas y cuellos cortos, llegando a medir entre 4 y más de 15 metros de longitud. Se sospecha que algunos pliosaurios pudieron medir hasta 22 metros y pesar 20 toneladas, llegando a ser los mayores depredadores marinos de la prehistoria.

Finalmente aparecieron dos grupos conviviendo al final del Jurásico hasta el Cretácico Superior (165 y 66 millones de años):  Criptoclidios (géneros Cliptoclidus, Muraenosaurus, Tricleidus y Kimmerosaurus) y Elasmosaurios (géneros Elasmosaurus, Libonectes, Futabasaurus, Albertonectes, Aphrosaurus, Calawayasaurus, Cardiocorax, Eromangasaurus, Fresnosaurus, Hydralmosaurus, Hydrotherosaurus, Mauisaurus, Styxosaurus, Terminonatator, Thalassomedon, Tuarangisaurus, Vegasaurus, Wapuskanectes, Zarafasaura, Aristonectes, Kaiwhekea, Cimoliasaurus, Goniosaurus, Ogmodirus, Orophosaurus y Woolungasaurus). Éstos últimos eran monstruos que podían llegar a medir hasta 17 metros de longitud, si bien más de la mitad era cuello (llegaban a tener hasta 72 vértebras en el cuello).

Estas criaturas se alimentaban de belemnites, ammonites y peces. Se sabe que eran vivíparas (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2011/08/17/actualidad/1313532003_850215.html) y tenían una sola cría. Esta cuestión fue resuelta recientemente, en un estudio realizado por Louis Chiappe y Robin O´Keefe del Instituto de Dinosaurios del Museo de Historia Natural de Los Ángeles sobre un fósil de Polycotylus latippinus (encontrado en Kansas en 1987), echando por tierra las antiguas especulaciones sobre que los plesiosaurios ponían huevos igual que las tortugas.

Los plesiosaurios se extinguieron a causa de los dramáticos eventos climáticos de escala planetaria provocados por la supuesta caída de un meteorito masivo en Chicxulub, Yucatán (México) hace 65 millones de años. Si bien los científicos están familiarizados con conceptos tales como el Efecto Signor-Lipps, que dice que es imposible obtener todos los fósiles de una especie por lo que es imposible inferir con absoluta certeza el momento geológico de su extinción, así como el Efecto Lázaro, fenómeno paleontológico en el que una especie fósil reaparece tras un lapso prolongado de tiempo donde no hay registros, lo cierto es que la idea de que los plesiosaurios no están extintos no goza de mucha estima académica. Y la razón está en el hecho de que la mayoría de las “evidencias” presentadas como respaldo de tal aseveración no son “evidencias” para nada.



La primera criatura que se asoció con un plesiosaurio es el fenómeno multi-causal conocido como “monstruo de loch Ness”. La teoría surgió aparentemente a partir de la fotografía, que luego se probó fraudulenta, de 1934 atribuida al médico Robert Wilson. Pero la auténtica “plesiosaurio manía” se desató originalmente en Japón en 1977, cuando algunos científicos estuvieron dispuestos a admitir que las fotografías de una carcasa enorme encontrada por el barco arrastrero Zuiyō Maru en aguas costeras neozelandesas se parecía mucho a un plesiosaurio.

El pesquero arrastrero Zuiyō Maru ( ) atrapó en la red una carcasa en aguas al este de Christchurch, Nueva Zelanda, el día 25 de abril de 1977. El cadáver en descomposición medía unos 10 metros de largo y pesaba 1.800 kg. Parecía tener un cuello de 1, 5 metros, cuatro grandes aletas rojizas y una cola de 2 metros. No tenía aleta dorsal. La tripulación lo apodó “Nuevo Nessi” ( , Nyū Nesshii ). El capitán Akira Tanaka hizo devolver los restos al mar, pero, por fortuna, se hicieron fotografías y se tomaron muestras de piel, aletas y esqueleto. Analizados los datos por el profesor Tokio Shikama de la Universidad Nacional de Yokohama y el Dr. Fujiro Yasuda de la Universidad de Ciencias Marinas y Tecnología de Tokio, ambos coincidieron en que se trataba de un plesiosaurio. El revuelo fue tan grande que ya el 28 de julio de 1977 la carcasa del Zuiyō Maru fue objeto de un artículo en la revista New Scientist. La comunidad científica internacional estaba dividida, pero ya entonces primaba la opinión de que no se trataba de un plesiosaurio ni de ningún animal desconocido. De hecho el equipo japonés que examinó las fotografías y muestras (Tadayoshi Sasaki y Shigeru Kimura de la Universidad de Ciencia y Tecnología Marinas de Tokio , Ikuo Obata e Hiroshi Ozaki del Museo Nacional de Naturaleza y Ciencia, Toshio Ikuya del Instituto de Investigación de la Atmósfera y el Océano de la Universidad de Tokio, profesor Toshio Kasuya, del Centro de Investigación Marina de la Universidad de Tokio, profesor Yoshinori Imaizumi del Museo Nacional de Ciencia de Japón) concluyó finalmente (a pesar de las opiniones minoritarias de colegas como el profesor Yoshinori Imaizumi y el profesor Toshio Kasuya)  que podía tratarse de un gran tiburón. La principal prueba era el hallazgo de elastodina en los tejidos analizados por el bioquímico Dr. Shigeru Kimura de la Universidad de Tokio. La elastodina es una proteína que solamente está presente en tiburones.

La evidencia apunta a que algunos apresurados científicos japoneses se vieron engañados por un infame fenómeno que afecta la descomposición de algunos cadáveres de grandes tiburones –en especial el del tiburón peregrino- que es conocido como “efecto pseudo-plesiosaurio”. Como explica el criptozoólogo Karl Shuker (http://marcianitosverdes.haaan.com/2013/09/dos-monstruos-marinos-por-el-precio-de-uno/ http://karlshuker.blogspot.mx/2013/09/two-sea-monsters-for-price-of-one.html) algo extraño ocurre cuando se descompone el cuerpo de un tiburón peregrino al disgregarse o desprenderse la mandíbula, la aleta dorsal menor y parte del sistema branquial. La columna vertebral semeja entonces un largo cuello y el cuadro se completa con las aletas pectorales y pélvicas resecas. Además la piel puede ser de apariencia engañosa al exhibir fibras conectivas colágenas.

Las carcasas problemáticas de animales marinos suelen ser conocidas como “globsters” o “blobs” en el mundillo criptozoológico. El término fue usado por vez primera por el investigador Ivan T. Sanderson en 1962 quien llamó Tasmanian Globster  a una carcasa aparecida en agosto de 1960 en la costa occidental de Tasmania. Algunos, como el citado Karl Shuker, prefieren reducir el apelativo de “globsters” a las carcasas con aspecto de “falso pulpo gigante” (tal fue el caso de la carcasa de Tasmania). Normalmente las que han solido ser confundidas con plesiosaurios muertos son originadas en cadáveres de grandes tiburones peregrino, mientras que las que originaron historias sobre pulpos gigantescos (el “efecto cuasi-pulpo” de Shuker) se basan en cuerpos o masas de grasa de cachalote (Physeter macrocephalus).

IMÁGENES:

Zuiyo Maru carcass https://quaerendo-invenietis.com/2017/11/12/la-criatura-del-zuiyo-maru/

Monstruo de loch Ness (la foto del cirujano) https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Loch_Ness_Monster-1_(cropped)_4.jpg#/media/Archivo:Loch_Ness_Monster-1_(cropped)_4.jpg <p><a href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Loch_Ness_Monster-1_(cropped)_4.jpg#/media/Archivo:Loch_Ness_Monster-1_(cropped)_4.jpg"><img src="https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/0a/Loch_Ness_Monster-1_%28cropped%29_4.jpg" alt="Loch Ness Monster-1 (cropped) 4.jpg"></a><br>De &lt;a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Marmaduke_Arundel_%22Duke%22_Wetherell" class="extiw" title="es:Marmaduke Arundel &amp;quot;Duke&amp;quot; Wetherell"&gt;Marmaduke Arundel "Duke" Wetherell&lt;/a&gt; - &lt;a rel="nofollow" class="external free" href="https://www.planetacurioso.com/2016/02/23/enganos-y-fraudes-la-foto-del-monstruo-del-lago-ness-de-1934-que-engano-al-mundo/"&gt;https://www.planetacurioso.com/2016/02/23/enganos-y-fraudes-la-foto-del-monstruo-del-lago-ness-de-1934-que-engano-al-mundo/&lt;/a&gt;, Dominio público, <a href="https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=84799864">Enlace</a></p> [[File:Loch Ness Monster-1 (cropped) 4.jpg|thumb|Loch Ness Monster-1 (cropped) 4|alt=Loch Ness Monster-1 (cropped) 4.jpg]]

Marmaduke Arundel "Duke" Wetherell - https://www.planetacurioso.com/2016/02/23/enganos-y-fraudes-la-foto-del-monstruo-del-lago-ness-de-1934-que-engano-al-mundo/

FUENTES:

La primera plesiosaurio embarazada termina con un misterio de 200 años, M.R. E., El País, Madrid, 17 de agosto de 2011. http://sociedad.elpais.com/sociedad/2011/08/17/actualidad/1313532003_850215.html  

http://paleo.cc/paluxy/plesios.htm Sea-monster or Shark?An Analysis of a Supposed Plesiosaur Carcass Netted in 1977 © 1997-2014, Glen J. Kuban, gkpaleo@yahoo.com Acknowledgments Originally published in Reports of the National Center for Science Education , May/June 1997, Vol. 17, No. 3, pp. 16-28. This article is part of Kuban's Websites

Kimura S, Fujii K, and others. The morphology and chemical composition of the horny fiber from an unidentified creature captured off the coast of New Zealand. In CPC 1978, pp 67-74.

 http://www.whitetrashpeg.com/globsters.htm

 http://marcianitosverdes.haaan.com/wp-content/uploads/2013/09/How-a-pseudo-plesiosaur-forms-from-a-basking-shark-carcase-Markus-BuhlerJPG.jpg 

 Shuker, Karl: Dos Monstruos Marinos al Precio de Uno, Criptozoología general, 1 septiembre 2013.

http://marcianitosverdes.haaan.com/2013/09/dos-monstruos-marinos-por-el-precio-de-uno/ http://karlshuker.blogspot.mx/2013/09/two-sea-monsters-for-price-of-one.html

https://blogs.scientificamerican.com/tetrapod-zoology/

http://www.kryptozoologie-online.de/

http://paleo.cc/paluxy/plesios.htm

Mike Dash: Baron Von Forstner and the U28 Sea Serpent of July 1915, Charles Fort Institute, 11 diciembre 2009

http://blogs.forteana.org/node/93 https://translate.google.com.uy/translate?hl=es&sl=en&u=http://blogs.forteana.org/node/93&prev=search

 


lunes, 13 de febrero de 2017

MEGALODON MANÍA

Otra de las rarezas que podemos encontrar en Youtube es la extraordinaria proliferación de videos -la mayoría de ellos videos basura- relacionados con supuestas apariciones de una criatura que los expertos consideran extinguida hace 2,6 millones de años: el tiburón gigante llamado Megalodon.
¿Qué es un Megalodon? Estamos hablando de un gigantesco depredador del grupo de los escualos llamado científicamente Carcharocles megalodon (originalmente era Carcharodon megalodon, y realmente, muchos científicos defienden esta clasificación). El nombre “megalodon” significa “grandes dientes” (el más grande encontrado hasta ahora tenía 184 mm) y se lo puso en 1843 un científico suizo llamado Louis Agassiz. Esta criatura vivió hace entre 16 y 2,6 millones de años aproximadamente (períodos Mioceno y Plioceno) en casi todos los océanos de aguas cálidas y templadas. Este dato indica que el Megalodon, como se ha dicho por ahí, no fue jamás contemporáneo de los dinosaurios. La escena del best-seller de Steve Alten, Meg (Bantam Doubleday Dell Publishing Group, Inc., junio 1997), donde un Megalodon se come un Tiranosaurus Rex, jamás pudo haber ocurrido.
El Megalodon desapareció como consecuencia de un evento geológico ocurrido alrededor de 3,1 millones de años: la formación del istmo de Panamá. Tal evento produjo un dramático cambio en las corrientes marinas, que se tradujo en un gran descenso de las temperaturas oceánicas. Los cambios ambientales, que incluyeron la formación de una glaciación, produjeron modificaciones en la fauna y los megalodones al parecer no se adaptaron a los cambios.
Los científicos están cada vez más convencidos de que el Megalodon y el Gran Tiburón Blanco (Carcharodon carcharias) no están emparentados. Estudios hechos en 2009 (Ehert et al., 2009) hacen descender al tiburón blanco moderno de una especie extinta de tiburón Mako, el Isurus praecurser, cuyos restos fósiles fueron hallados en Perú en 1988 y que habría vivido en el Paleoceno-Eoceno. Mientras que el linaje del Megalodon se inicia en el gigantesco Otodus obliquus, un tiburón que vivió en el Paleoceno.
Respecto al tamaño del Megalodon se han dicho toda clase de exageraciones. Debido a que no se han hallado restos completos de megalodones, ya que solamente sus mandíbulas, dientes y algunas vértebras se han fosilizado, se ha recurrido a estimaciones de tamaño basadas en la proporción de dientes y mandíbulas comparadas con tiburones modernos. El método más usado es la Ecuación de Shimada (Shimada K., 2003), que establece una relación lineal entre la altura de una corona de un diente y la longitud de un tiburón. Con este método se han calculado proporciones próximas a los 18 metros de longitud. Un método clásico que suele usarse es el de Gottfried (Gottfried, et al., 1996), quien basa la altura de un diente A2 superior con las proporciones del Gran Tiburón Blanco. Según este método un Megalodon adulto promedia los 10 metros de longitud. Otro método utilizado es el del Dr. Mike Siversson (Siversson, 2012) que calcula el ancho total de los dientes en la mandíbula superior comparándolo con el de los tiburones vivos. Siversson ha calculado longitudes de hasta 19 metros para un Megalodon adulto.







Recientemente se ha hecho viral una filmación, subida inicialmente por Hunchback Entertainment el 26 de enero de 2016, en la que se ve un gran tiburón aproximándose a una jaula-trampa de cebo. La información que ha circulado vinculada al video asegura que la filmación procede de la Fosa de las Marianas y que fue realizada por científicos japoneses. El tamaño del tiburón que aparece en las imágenes de JAW-dropping ha sido calculado, se dice, basándose en las dimensiones de la jaula, en 60 pies de longitud (o sea, 18,29 metros). El documento ha sido usado hasta el cansancio en portales sensacionalistas o dedicados a lo misterioso como evidencia de la existencia del Megalodon.
Sin embargo lo que se ve en las imágenes no es un Megalodon. De hecho el video ni siquiera fue realizado en la Fosa de las Marianas, sino que procede de la Bahía de Suruga, en Japón. Fue filmado en septiembre de 1989 por biólogos japoneses a una profundidad de 1.220 m. y lo que se ve en las imágenes es un enorme ejemplar hembra de una especie llamada Tiburón Durmiente del Pacífico (Somniosus pacificus). El tamaño del animal ha sido calculado en 23 pies (7, 01 metros) y es ciertamente el mayor ejemplar de esa especie que se haya filmado hasta ahora.

Como si no bastara con videos manipulados y versiones descontextualizadas vino a alimentar la fiebre por encontrar megalodones vivos un supuesto documental del Discovery Channel ni más ni menos, estrenado en febrero de 2013 (primer domingo de la Semana del Tiburón), titulado Megalodon:The Monster Shark Lives. En realidad se trató de un falso documental (mockumentary) que más de uno se lo terminó creyendo, sobre todo porque las advertencias sobre que se trataba de una ficción eran muy breves (incluidas al inicio y final). Muchas de las imágenes de fotografías y filmaciones trucadas presentadas como “evidencias” en el falso documental andan dando vueltas en la web como si fueran verdaderas pruebas de la existencia del Megalodón.
Otros videos que muestran supuestos megalodones en realidad exhiben variedades de tiburón peregrino, tiburones blancos e incluso tiburones ballena y tiburones de Groenlandia.

La idea de la supervivencia del Megalodon se basa sobre todo en los casi míticos dientes de Nueva Caledonia, hallados en 1872 por el HMS Challenger. Tras dragarse el fondo marino aparecieron dos dientes con aspecto reciente (el color aparecía blanquecino). La datación de dióxido de manganeso, realizada en 1959 por el Dr. W. Tschernezky del Queen Mary College de Londres, arrojó estimaciones de entre 11.000 y 24.000 años. Eso significaría que algunos megalodones sobrevivieron hasta épocas recientes. Sin embargo nuevas y recientes investigaciones demostraron que se trataba de dientes erosionados de una formación del período Mioceno (25 a 5 millones de años) que se volvían a depositar en el lecho marino dando mediciones de dióxido de manganeso más recientes.

Existen algunos testimonios difíciles de corroborar que son utilizados igualmente como “evidencia” (palabra de la que se abusa mucho últimamente) respecto a la supervivencia del Megalodon. En el libro Let's Go Fossil Shark Tooth Hunting (1978, Natural Science Research, Ann Arbor, Michigan. 76 pp.) de B. C. Cartmell se cita el caso relatado por unos pescadores en la Gran Barrera de Arrecifes de Coral de Australia ocurrido en 1960. Los testigos dijeron haber visto un gigantesco tiburón de aspecto extraño y color blanco nadando lentamente por el costado de su embarcación. Estimaron que su tamaño era al menos tan grande como el pesquero, el cual medía 26 metros de longitud. El relato carece de especificaciones y resulta absolutamente no confiable.
Otro caso famoso es el de los dientes perdidos del barco Raquel Cohen. La historia es citada en Les survivants de L'Ombre: Enquête sur les Animaux Mysterieux (Barloy, JJ. 1985, Paris: Editions Arthaud) y en Des Poissons si Grands (Clostermann, P. 1969, Paris: Flammarion). Al llegar al puerto australiano de Adelaida en marzo de 1954 la tripulación encontró 17 dientes de tiburón de 10 cm. de longitud incrustados en la madera cerca de la hélice, demarcando un radio de mordida de 2 metros de diámetro. El capitán supuso que el ataque podría haber ocurrido cerca de Timor (Indonesia), cuando registró una inusual sacudida de la embarcación en medio de una tormenta. El tiburón que había atacado al barco tendría entre 12 y 15 metros de longitud. El problema es que los dientes se perdieron. El relato en general podría catalogarse de no confiable.
En el libro “Sharks and Rays of Australian Seas” de David G. Stead (1963, Londres: Angus & Robertson), el autor reconstruyó un hecho ocurrido en 1918 a partir de testimonios de pescadores de Puerto Stephens, Nueva Gales (Australia). En los relatos aparecía un enorme tiburón de cuerpo completamente blanco fantasmagórico y una longitud que oscilaba entre los 35 y los 90 metros. La criatura arrastró aparejos y nasas de varios cientos de kilos cerca de la isla Broughton. El monstruo causó tal impresión entre los pescadores que se negaron a salir a alta mar durante semanas. El relato tiene visos de autenticidad, aunque es probable que las proporciones del animal no identificado hayan sido exageradas tras el paso del tiempo.
Los avistamientos de los Grey, incluidos en los libros In Search of Prehistorics Survivors (Shuker, KPN 1995, Londres: Blandford) y Do Giant Prehistoric Sharks Survive? (Goss, M. 1987, Fate 40 (11): 32-41), podrían ser grandes tiburones ballenas. En 1928 el novelista de westerns Zane Grey reportó haber visto un tiburón de color amarillo y verde, cabeza cuadrada y grandes aletas pectorales de entre 10 y 12 metros de longitud cuando pescaba en aguas próximas a la isla de Rangiroa. Aunque Grey aseguraba que no había visto un tiburón ballena, lo cierto es que su relato parece corresponder a un animal de esa especie. En 1933 Zane y su hijo Loren Grey se toparon nuevamente a la altura de Rangiroa, cuando volvían a San Francisco desde Tahití en el SS Managanui, con un animal que juraron no se trataba de un tiburón ballena. Sin embargo la descripción de la criatura vuelve a coincidir con la de un tiburón ballena. No obstante Shuker (1995) compara estos avistamientos con una leyenda polinesia (algunos señalan que quizá es melanesia) sobre un monstruo marino gigantesco al que llaman “Señor de las Profundidades”. Obviamente estamos en presencia de asociaciones libres, no de evidencias.
A modo de conclusión: no hay evidencia sustentable de que hayan sobrevivido Megalodones hasta el presente. Si bien la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia, eso no significa que debemos dejarnos manipular por inescrupulosos que pretenden hacernos pasar verdaderas mentiras por “evidencias”. En este artículo no pretendemos negar o afirmar nada respecto a la posibilidad de que un tiburón prehistórico gigantesco haya sobrevivido hasta nuestros días. Solamente intentamos dejar claro que lo que anda en la web como prueba de la existencia del Megalodon no es real.


 Mariana Trench Shark - Deepsea Oddities 




Megalodon:The Monster Shark Lives



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CRÉDITOS Y FUENTES:





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Ehret, DJ, MacFadden, BJ, Jones, DS, Devries, TJ, Foster, DA y Salas-Gismondi, R. (2012). (2012). . Origen del tiburón blanco Carcharodon (Lamniformes: Lamnidae) basado en la recalibración de la Formación de Pisco Neógeno Superior del Perú . Palaeontology, 55: 1139-1153. Palaeontology, 55: 1139 - 1153. doi: 10.1111/j.1475-4983.2012.01201.x Doi: 10.1111 / j.1475-4983.2012.01201.x

FOSSILGUY.COM:

Pimiento, Catalina; Dana J. Ehret, Bruce J. MacFadden, and Gordon Hubbell (10 de mayo de 2010). «Ancient Nursery Area for the Extinct Giant Shark Megalodon from the Miocene of Panama». PLoS One (Panama: PLoS.org) http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0010552



Roesch, Ben S. 1998. Una evaluación crítica de la supuesta existencia contemporánea 
de Carcharodon megalodon . 
The Cryptozoology Review 3 (2): 14-24. 
Copyright 1999 Ben S. Roesch ( 
bspeersr@uoguelph.ca ) 

domingo, 12 de febrero de 2017

EL VIDEO DEL DINOSAURIO DE WIKILEAKS

Un documento sorprendente anda dando vueltas por la web, provocando toda clase de impresiones y comentarios. Se trata de un vídeo en blanco y negro que muestra lo que parece un dinosaurio ornithomímido huyendo a la carrera. La historia detrás de este documento fílmico es que sería una filtración vía Wikileaks de documentos clasificados de la KGB. De hecho al ser subido el vídeo en Youtube el 15 de marzo de 2012 por Incredible World, se leía una advertencia en la que se implicaba al mismísimo Vladimir Putin como el responsable del ocultamiento de tal documento (sin especificar otras razones que no estuvieran relacionadas con su carácter “ambicioso”).

Texto original: Viewer warning:
The following footage will challenge and amaze you.
We would like at the outset to convey our deepest gratitude and appreciation to Julian Assange and the entire team at Wikileaks for risking much in securing this remarkable piece of film.
Hidden for decades within "Directorate Z", KGB Headquarters, Moscow; this extraordinary recording -- of what is the undeniable moving image of an adult Ornithomimosaur -- once fell under the direct "Control and Concealment" of a young ambitious operative named, Vladimir Putin.
Concealed no more, today is the day, we can reveal "MIMX 76z" to the world.

Las imágenes habrían sido grabadas en Sudáfrica en 1967 y mostrarían un ejemplar de Ornithomimosaurio adulto (clasificado como MIMX 76z). Putin habría ocultado el vídeo dentro del “Directorio Z” en el Cuartel Central de la KGB en Moscú.
Un gran número de personas se creyó la historia aun cuando el vídeo fue levantado poco después, no sin antes publicar una nueva “advertencia” respecto a que se trataba de un montaje propagandístico:

*Friends, please note that most content shown is either faked or grossly altered or exaggerated for dramatic effect. Yes, this is essentially an entertainment and parody/comedy channel -- and we sincerely hope that you appreciate that and enjoy the experience!
(In case anyone is unintentionally offended, let me assure you that 105.72% of all videos in this particular genre are either beat-ups, hoaxes, scams, or fakes. We're simply being honest, and should probably be applauded, or, at the very least, subscribed to. Many thanks again!)

En realidad no era más que una escena editada de la película Jurassic Park: la misma en la que se recreaba una estampida de dinosaurios Gallimimus. Se tomó un fragmento del film, se lo invirtió y distorsionó un poco, pasándolo a blanco y negro para simular una película antigua. Sin embargo son observables detalles de la película original: los arbustos y una visión breve y difusa al comienzo del clip de un segundo dinosaurio delante del que aparece en primer plano.

Las historias sobre dinosaurios supervivientes en recónditos sitios del planeta han fascinado a las personas desde el siglo XIX. Sir Arthur Conan Doyle escribió El Mundo Perdido, publicado en 1912, inspirando a muchos escritores y cineastas a recrear escenarios donde los dinosaurios han sobrevivido a la extinción. No es de extrañar, pues, que vídeos sobre dinosaurios vivos en nuestros días infecten literalmente la web. La idea de que criaturas tan fascinantes existan en algún lugar es excitante para la mayoría de las personas y eso continúa siendo un cebo para incautos y crédulos. Desafortunadamente no se trata de otra cosa que engaños muy bien elaborados la mayoría de las veces por personas sin escrúpulos que pretenden llamar la atención para publicitar sus sitios o debido a otros intereses mezquinos.


Living Dinosaur caught on Camera https://www.youtube.com/watch?v=t2FS9h1F1cI



Jurrasic park t-rex hunts gallimimus scene https://www.youtube.com/watch?v=W41-tmGFn3M



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CRÉDITOS:

jueves, 24 de marzo de 2016

¿QUIÉN QUIERE SUPERHÉROES?








“El hombre con su conciencia siempre va a la zaga de los fines de lo inconsciente; cae en indolente inactividad, hasta que la libido lo incita a nuevos peligros; o bien en la cumbres de su existencia se apodera de él una nostalgia retrospectiva que lo paraliza. Pero si despierta y cede al peligroso afán de hacer lo prohibido o lo que parece imposible sucumbe o se convierte en héroe”

(Jung, 1993, pág. 355-356).

 


“El héroe que debe renovar el mundo y vencer a la muerte personifica la fuerza que creó al mundo, que incubándose a sí misma en la introversión, enroscándose en torno a su propio huevo como una serpiente, amenaza la vida con venenosa mordedura, para llevarla a la muerte y desde esa noche alumbrarla de nuevo, venciéndose a sí misma”


(Jung, 1993, pág.385)

 

 


Jung, Carl G. (1993). Símbolos de Transformación. Barcelona, Ediciones Paidos.






La industria del Cómic conoció una auténtica edad de oro bajo la batuta de las dos grandes empresas del rubro: DC COMICS Y MARVEL. La Dc Comics surge en 1934 como National Allied Publications, lanzando al mercado el primer superhéroe de la era contemporánea: Superman. En 1939 es creada la Timely Publications (posteriormente sería rebautizada como Marvel), la que lanza su primer superhéroe emblemático: el Capitán América. Tras una larga trayectoria en la que se pasó de la historieta al cine y televisión la industria del superhéroe de pronto entró en un declive acentuado desde la década del 90. Los personajes emblemáticos de ambas empresas de entretenimiento cayeron en el desgaste y pareció que ya nada se podía hacer por recuperarlos. Las taquillas cayeron hasta niveles ridículos y se recurrió a estrategias de impacto mediático como la de matar a los superhéroes para lograr aumentar las ventas. Por cierto que más de una vez el cómic utilizó estrategias que rozaban el mal gusto para favorecer las ventas. Algunos argumentos e imágenes llegaron a herir susceptibilidades y a provocar cuestionamientos éticos atendibles respecto al mensaje que se le estaba inoculando al público infantil y adolescente.

Tras finalizar la Guerra Fría de pronto ya nadie necesitaba superhéroes. Pero entonces ocurrieron los atentados a las Torres Gemelas en 2001 y luego el inicio de la Gran Depresión del mundo industrializado en 2008. El mundo estaba de nuevo susceptible a aceptar la irrupción de superhumanos en su vida cotidiana.

En realidad el ser humano por naturaleza siempre creyó en fuerzas superiores que encarnaban en formas humanas, animales o una combinación de ambas. Fuerzas positivas y protectoras o fuerzas negativas y destructoras. Pero también creyó en seres humanos que, por alguna razón inexplicable, servían de nexo con tales fuerzas. Los brujos solían ser respetados y temidos por las comunidades. También aquellos personajes sobresalientes por algún rasgo específico que los convertía en jefes o conductores de los clanes y tribus. Muchas veces los jefes surgían de supuestas visiones o rituales conducidos por sacerdotes o chamanes, lo que sugiere una conexión sobrenatural con la figura del líder. Muchas culturas desarrollaron la noción del Salvador, Avatar o Mesías, enviado por los dioses con un propósito cósmicamente trascendente.
En algún momento de la historia surgieron los hombres-dioses. Seres humanos destinados a gobernar a los demás. En Egipto, en Yucatán, en China, los reyes fueron considerados encarnaciones de dioses. Y así continuaron hasta que los pueblos perdieron la fe en ellos. Pero esa fe siempre se renueva y adquiere otras formas. El arquetipo del ser extraordinario que aparece en momentos de necesidad siempre está ahí, en algún lugar, pronto a reaparecer.
Los griegos creían que los dioses actuaban en el mundo humano todo el tiempo, adoptando aspecto de mortal. De repente podían encarnar en alguien y servirse de su cuerpo para interactuar con humanos. Al parecer los antiguos hebreos tenían una creencia similar: los ángeles podían adoptar formas mundanas y andar entre los hombres. La creencia de que el mundo sobrenatural puede en determinadas circunstancias manifestarse en el mundo “natural” es tan antigua como la humanidad. La Iglesia Católica en cierto modo lo acepta, si bien suele atribuirlo a demonios y seres malignos.
Pero el héroe en sí es de base griega. Tiene una base guerrera y, normalmente, solían estar relacionados de algún modo con lo divino. Podían ser descendientes de dioses o hijos de dioses. Evolucionaron en la Edad Media en la figura del caballero. Los caballeros muchas veces aparecen vinculados a un ser que representa una clase de fuerza a la vez demoníaca y divinal: el dragón. Muchos caballeros decían tener sangre de dragón. Representación de una fuerza antigua, anterior al cristianismo, el dragón fue el nexo con las fuerzas primigenias, ancestrales. Una fuerza que podía convertir a un ser humano en algo extraordinario, superior.

De modo que la Humanidad de algún modo siempre ha necesitado creer en hombres extraordinarios. Grandes líderes que parecen ser favorecidos por los dioses o tener alguna conexión con lo más alto. Seres que parecen estar más allá del bien y el mal o encarnar, en todo caso, alguna de esas fuerzas cósmicas que la mayoría de las culturas creen que hacen mover el mundo. Y es por esa razón que siempre renacerán las historias sobre héroes, superhéroes y superhumanos. Porque, en el fondo, todos creemos que la humanidad va hacia algo más grande. Es como si anheláramos todos, muy en lo profundo, llegar a ser dioses, inmortales, conocedores del bien y del mal… aunque se nos castigue con la miseria de la mortalidad por eso.


CRÉDITOS:

 Héroe: Álvaro Carrasco (Psicólogo, Magister en Psicología Clínica), Revista Encuentros. N.3 2011. Págs. 30 – 40  http://alvarocarrasco.cgjung.cl/textos/heroe.pdf

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