Otra
de las rarezas que podemos encontrar en Youtube es la extraordinaria
proliferación de videos -la mayoría de ellos videos basura- relacionados con
supuestas apariciones de una criatura que los expertos consideran extinguida
hace 2,6 millones de años: el tiburón gigante llamado Megalodon.
¿Qué
es un Megalodon? Estamos hablando de un gigantesco depredador del grupo de los
escualos llamado científicamente Carcharocles
megalodon (originalmente era Carcharodon
megalodon, y realmente, muchos científicos defienden esta clasificación).
El nombre “megalodon” significa “grandes dientes” (el más grande encontrado hasta
ahora tenía 184 mm) y se lo puso en 1843 un científico suizo llamado Louis
Agassiz. Esta criatura vivió hace entre 16 y 2,6 millones de años
aproximadamente (períodos Mioceno y Plioceno) en casi todos los océanos de
aguas cálidas y templadas. Este dato indica que el Megalodon, como se ha dicho
por ahí, no fue jamás contemporáneo de los dinosaurios. La escena del
best-seller de Steve Alten, Meg (Bantam
Doubleday Dell Publishing Group, Inc., junio 1997), donde un Megalodon se come
un Tiranosaurus Rex, jamás pudo haber
ocurrido.
El
Megalodon desapareció como consecuencia de un evento geológico ocurrido alrededor
de 3,1 millones de años: la formación del istmo de Panamá. Tal evento produjo
un dramático cambio en las corrientes marinas, que se tradujo en un gran descenso
de las temperaturas oceánicas. Los cambios ambientales, que incluyeron la formación
de una glaciación, produjeron modificaciones en la fauna y los megalodones al
parecer no se adaptaron a los cambios.
Los
científicos están cada vez más convencidos de que el Megalodon y el Gran
Tiburón Blanco (Carcharodon carcharias)
no están emparentados. Estudios hechos en 2009 (Ehert et al., 2009) hacen
descender al tiburón blanco moderno de una especie extinta de tiburón Mako, el Isurus praecurser, cuyos restos fósiles fueron
hallados en Perú en 1988 y que habría vivido en el Paleoceno-Eoceno. Mientras
que el linaje del Megalodon se inicia en el gigantesco Otodus obliquus, un tiburón que vivió en el Paleoceno.
Respecto
al tamaño del Megalodon se han dicho toda clase de exageraciones. Debido a que
no se han hallado restos completos de megalodones, ya que solamente sus
mandíbulas, dientes y algunas vértebras se han fosilizado, se ha recurrido a
estimaciones de tamaño basadas en la proporción de dientes y mandíbulas comparadas
con tiburones modernos. El método más usado es la Ecuación de Shimada (Shimada
K., 2003), que establece una relación lineal entre la altura de una corona de
un diente y la longitud de un tiburón. Con este método se han calculado
proporciones próximas a los 18 metros de longitud. Un método clásico que suele
usarse es el de Gottfried (Gottfried, et al., 1996), quien basa la altura de un
diente A2 superior con las proporciones del Gran Tiburón Blanco. Según este
método un Megalodon adulto promedia los 10 metros de longitud. Otro método
utilizado es el del Dr. Mike Siversson (Siversson, 2012) que calcula el ancho
total de los dientes en la mandíbula superior comparándolo con el de los
tiburones vivos. Siversson ha calculado longitudes de hasta 19 metros para un
Megalodon adulto.
Recientemente
se ha hecho viral una filmación, subida inicialmente por Hunchback Entertainment el 26 de enero de 2016, en la que se ve un
gran tiburón aproximándose a una jaula-trampa de cebo. La información que ha
circulado vinculada al video asegura que la filmación procede de la Fosa de las
Marianas y que fue realizada por científicos japoneses. El tamaño del tiburón
que aparece en las imágenes de JAW-dropping ha sido calculado, se dice,
basándose en las dimensiones de la jaula, en 60 pies de longitud (o sea, 18,29
metros). El documento ha sido usado hasta el cansancio en portales sensacionalistas
o dedicados a lo misterioso como evidencia de la existencia del Megalodon.
Sin
embargo lo que se ve en las imágenes no es un Megalodon. De hecho el video ni
siquiera fue realizado en la Fosa de las Marianas, sino que procede de la Bahía
de Suruga, en Japón. Fue filmado en septiembre de 1989 por biólogos japoneses a
una profundidad de 1.220 m. y lo que se ve en las imágenes es un enorme
ejemplar hembra de una especie llamada Tiburón Durmiente del Pacífico (Somniosus pacificus). El tamaño del
animal ha sido calculado en 23 pies (7, 01 metros) y es ciertamente el mayor
ejemplar de esa especie que se haya filmado hasta ahora.
Como
si no bastara con videos manipulados y versiones descontextualizadas vino a
alimentar la fiebre por encontrar megalodones vivos un supuesto documental del
Discovery Channel ni más ni menos, estrenado en febrero de 2013 (primer domingo
de la Semana del Tiburón), titulado Megalodon:The
Monster Shark Lives. En realidad se trató de un falso documental (mockumentary) que más de uno se lo
terminó creyendo, sobre todo porque las advertencias sobre que se trataba de una
ficción eran muy breves (incluidas al inicio y final). Muchas de las imágenes
de fotografías y filmaciones trucadas presentadas como “evidencias” en el falso
documental andan dando vueltas en la web como si fueran verdaderas pruebas de
la existencia del Megalodón.
Otros
videos que muestran supuestos megalodones en realidad exhiben variedades de
tiburón peregrino, tiburones blancos e incluso tiburones ballena y tiburones de
Groenlandia.
La
idea de la supervivencia del Megalodon se basa sobre todo en los casi míticos
dientes de Nueva Caledonia, hallados en 1872 por el HMS Challenger. Tras dragarse
el fondo marino aparecieron dos dientes con aspecto reciente (el color aparecía blanquecino). La datación de dióxido de manganeso, realizada en 1959
por el Dr. W. Tschernezky del Queen Mary College de Londres, arrojó
estimaciones de entre 11.000 y 24.000 años. Eso significaría que algunos
megalodones sobrevivieron hasta épocas recientes. Sin embargo nuevas y
recientes investigaciones demostraron que se trataba de dientes erosionados de
una formación del período Mioceno (25 a 5 millones de años) que se volvían a
depositar en el lecho marino dando mediciones de dióxido de manganeso más recientes.
Existen
algunos testimonios difíciles de corroborar que son utilizados igualmente como “evidencia”
(palabra de la que se abusa mucho últimamente) respecto a la supervivencia del
Megalodon. En el libro Let's Go Fossil Shark Tooth
Hunting (1978, Natural Science Research, Ann Arbor,
Michigan. 76 pp.) de B. C. Cartmell se cita el caso relatado por unos
pescadores en la Gran Barrera de Arrecifes de Coral de Australia ocurrido en
1960. Los testigos dijeron haber visto un gigantesco tiburón de aspecto extraño
y color blanco nadando lentamente por el costado de su embarcación. Estimaron que
su tamaño era al menos tan grande como el pesquero, el cual medía 26 metros de
longitud. El relato carece de especificaciones y resulta absolutamente no
confiable.
Otro
caso famoso es el de los dientes perdidos del barco Raquel Cohen. La historia
es citada en Les survivants de L'Ombre: Enquête
sur les Animaux Mysterieux (Barloy, JJ. 1985, Paris: Editions
Arthaud) y en Des Poissons si Grands (Clostermann,
P. 1969, Paris: Flammarion). Al llegar al puerto
australiano de Adelaida en marzo de 1954 la tripulación encontró 17 dientes de tiburón
de 10 cm. de longitud incrustados en la madera cerca de la hélice, demarcando
un radio de mordida de 2 metros de diámetro. El capitán supuso que el ataque
podría haber ocurrido cerca de Timor (Indonesia), cuando registró una inusual
sacudida de la embarcación en medio de una tormenta. El tiburón que había atacado
al barco tendría entre 12 y 15 metros de longitud. El problema es que los
dientes se perdieron. El relato en general podría catalogarse de no confiable.
En
el libro “Sharks and Rays of Australian
Seas” de David G. Stead (1963, Londres:
Angus & Robertson), el autor reconstruyó un hecho ocurrido en
1918 a partir de testimonios de pescadores de Puerto Stephens, Nueva Gales
(Australia). En los relatos aparecía un enorme tiburón de cuerpo completamente
blanco fantasmagórico y una longitud que oscilaba entre los 35 y los 90 metros.
La criatura arrastró aparejos y nasas de varios cientos de kilos cerca de la
isla Broughton. El monstruo causó tal impresión entre los pescadores que se
negaron a salir a alta mar durante semanas. El relato tiene visos de
autenticidad, aunque es probable que las proporciones del animal no
identificado hayan sido exageradas tras el paso del tiempo.
Los
avistamientos de los Grey, incluidos en los libros In Search of Prehistorics Survivors (Shuker, KPN 1995, Londres: Blandford) y Do Giant Prehistoric Sharks Survive? (Goss, M. 1987, Fate 40
(11): 32-41), podrían ser grandes tiburones ballenas. En 1928 el
novelista de westerns Zane Grey reportó haber visto un tiburón de color
amarillo y verde, cabeza cuadrada y grandes aletas pectorales de entre 10 y 12
metros de longitud cuando pescaba en aguas próximas a la isla de Rangiroa.
Aunque Grey aseguraba que no había visto un tiburón ballena, lo cierto es que
su relato parece corresponder a un animal de esa especie. En 1933 Zane y su
hijo Loren Grey se toparon nuevamente a la altura de Rangiroa, cuando volvían a
San Francisco desde Tahití en el SS
Managanui, con un animal que juraron no se trataba de un tiburón ballena.
Sin embargo la descripción de la criatura vuelve a coincidir con la de un tiburón
ballena. No obstante Shuker (1995) compara estos avistamientos con una leyenda
polinesia (algunos señalan que quizá es melanesia) sobre un monstruo marino
gigantesco al que llaman “Señor de las Profundidades”. Obviamente estamos en
presencia de asociaciones libres, no de evidencias.
A modo de conclusión: no hay evidencia sustentable
de que hayan sobrevivido Megalodones hasta el presente. Si bien la ausencia de
evidencia no es evidencia de ausencia, eso no significa que debemos dejarnos
manipular por inescrupulosos que pretenden hacernos pasar verdaderas mentiras
por “evidencias”. En este artículo no pretendemos negar o afirmar nada respecto
a la posibilidad de que un tiburón prehistórico gigantesco haya sobrevivido
hasta nuestros días. Solamente intentamos dejar claro que lo que anda en la web
como prueba de la existencia del Megalodon no es real.
Mariana Trench Shark - Deepsea Oddities
Megalodon:The Monster Shark Lives
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CRÉDITOS
Y FUENTES:
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Photograph:
Sharkzilla/Discovery Channel
Ehret,
DJ, MacFadden, BJ, Jones, DS, Devries, TJ, Foster, DA y Salas-Gismondi, R. (2012). (2012). . Origen del tiburón blanco Carcharodon
(Lamniformes: Lamnidae) basado en la recalibración de la Formación de Pisco
Neógeno Superior del Perú . Palaeontology,
55: 1139-1153. Palaeontology, 55: 1139 - 1153.
doi: 10.1111/j.1475-4983.2012.01201.x Doi: 10.1111 / j.1475-4983.2012.01201.x
FOSSILGUY.COM:
Pimiento,
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Roesch, Ben S. 1998. Una evaluación crítica de la supuesta
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de Carcharodon megalodon . The Cryptozoology Review 3 (2): 14-24.
Copyright 1999 Ben S. Roesch ( bspeersr@uoguelph.ca )
de Carcharodon megalodon . The Cryptozoology Review 3 (2): 14-24.
Copyright 1999 Ben S. Roesch ( bspeersr@uoguelph.ca )
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